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No me encanta San Valentín, pero… ¿será culpa de la mercadotecnia o mía?

Foto del escritor: heidipadillasolheidipadillasol

Actualizado: 16 feb

Rosas, chocolates, cenas románticas, peluches enormes, globos en forma de corazón… qué bonito, ¿no? Pues ¡NO! Hoy vamos a hablar de por qué el Día de San Valentín me choca. ¿Es culpa del marketing? ¿O es culpa mía por no ser parte del show? Pero ojo, porque al final, voy a hacer un detallazo… aunque no lo vean venir. Vamos a darle.


A ver, vamos a ser honestos… el 14 de febrero es el día más falso del calendario. O sea, de repente la gente que no se soporta se regala flores, las parejas que llevan semanas peleando suben una foto con el caption 'Mi todo 💖✨' y los que llevan meses sin tener un detalle decente, hoy aparecen con un oso de dos metros… Qué conveniente, ¿no?


Y no, no es que odie el amor, no es que sea amargada, tengo resentimiento de algo o alguien o que simpelementa quiera ver el mundo arder. Es que me choca la idea de que un solo día sea el pretexto para demostrar cariño, cuando en realidad, una relación—ya sea de pareja, de amigos, de trabajo—se construye día a día. No con flores de última hora y una cena de compromiso.


Ahora, ojo. Tal vez mi renuencia a San Valentín es parte del mismo problema. O sea, qué tal que, al negarme a entrar en esta dinámica, también estoy dejando de demostrarle a la gente que me importa como mi esposo, mis amigjos o hijos que me importan. Y ahí es donde empieza la culpa, porque, al final del día, un detalle sincero sí suma. Y al final casi siempre, termino por hacer algo... ya sé, super contradictorio pero a la vez no, porque cuando las cosas te nacen del cora... la dinámica y la vibra cambia.


Aquí es donde entra el libro Este apego no te pega de Jessica Baum. Ella habla de los diferentes tipos de apego que existen pueden dañar o no las relaciones de pareja, amigos, trabajo, y yo complemento que si a esto le agregas el factor integridad en las relaciones—igualmente ya sean de pareja, de trabajo, de familia—puede hacer que seas más feliz o incongruente, porque se trata de honestidad, de compromiso real, no de demostrar algo solo cuando nos lo dicta una fecha. Y eso es lo que muchas veces nos negamos a ver: ¿cómo está nuestra integridad en nuestras relaciones? ¿peor tantito, con uno mismo?


O sea, hay personas que usan San Valentín como un parche emocional. Un día de 'te amo' para tapar los 364 días de desinterés, de rutina, de falta de conexión… y hasta de infidelidad. Pffff.... ¿fuerte no? Pero más allá de si das un regalo hoy o no, la pregunta es: ¿te estás siendo fiel a ti mismo?


Si estás en una relación y estás usando San Valentín como el único día del año para hacer algo especial… ¿qué pasa con los otros días? Si en tu trabajo solo eres comprometido cuando te evalúan, si en tu vida solo eres honesto cuando es conveniente, entonces hay un problema más grande que un ramo de flores.


Así que, más que odiar San Valentín, hay que aprovecharlo para hacer una pausa y preguntarnos: ¿en qué estoy siendo infiel a mi pareja, a mi trabajo, a mi vida… y a mí mismo? Y si es así, ¿qué estoy esperando para tomar el toro por los cuernos?


Y como dije al inicio… voy a hacer un detallazo. Así que aquí está mi regalo de último momento pero sin duda genuino de San Valentín: una invitación a que hagas algo hoy, pero no por la fecha, sino por integridad. Si amas a alguien, díselo. Si tu trabajo no te gusta, cámbialo, si elegiste la carrera incorrecta: ¡MUÉVETE! Pero has algo y no dejes que el mundo lo haga por ti. Sé honesto/a. Si te has estado traicionando con excusas, empieza a cambiarlo. Porque los detalles más importantes no son los que se dan por obligación, sino los que nacen del compromiso real.


Te invito a que escuches el podcast completo que habla sobre este tema con mayor profundidad en Spotify: https://spoti.fi/4k0a7SI Encuéntranos como Vive Liderando.






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